viernes, 12 de abril de 2013

Viaje de trabajo a Sept-Îles

Esta semana he estado un par de días de trabajo a 900 km al norte de Montreal, en un pueblín llamado Sept-Îles. Tiene unos 25 mil habitantes y bastante actividad industrial, con un puerto que es el segundo de Canada (después de Vancouver). Es el punto más al norte al que se puede llegar por carretera en Québec. Es una bahía casi cerrada por siete islas, un sitio con mucho encanto pero también bastante inhóspito, con temperaturas que bajan fácilmente de los 20º bajo cero en invierno y un mini verano que sólo dura julio y agosto. Vamos, algo deprimente para vivir, para mi gusto. Sin embargo, lo que me encantó fue la visita a las instalaciones de mi empresa: un terminal de carga de barcos con el mineral de hierro que se extrae unos 450 km en el interior, más al norte y se transporta en trenes de 3 km de longitud. La mezcla de colores de la nieve y el hierro, el mar al fondo, esas mega-maquinas, los trenes aparcados con sus máquinas en naranja... Un entorno muy industrial pero de una belleza increíble. Cada vez soy más fan de mi nuevo sector de actividad. Cada "operación" es diferente, o al menos yo todavía no he repetido.